Levantar capital parece una señal de éxito. Pero la verdad es que la mayoría de los founders entran a este proceso sin entender cómo funciona, por qué lo están haciendo y qué se espera realmente de ellos. Y eso les cuesta tiempo, energía… y muchas puertas cerradas.
Estas son las 7 reglas que nadie te dice, pero que necesitas entender si quieres levantar bien (y sin perder la cabeza en el intento):
1. Antes de levantar capital, pregúntate si realmente lo necesitas.
Muchos founders creen que levantar capital es el camino obligado para escalar. Pero no todos los modelos lo requieren, y no todos están listos para recibir inversión.
Lo primero es entender si tu modelo puede crecer con reinversión, sin dilución. Si tus márgenes son sanos, si tienes buena retención y puedes reinvertir tus ingresos, probablemente no necesitas VC en esta etapa.
Además, los fondos de Venture Capital no invierten en buenos negocios… invierten en negocios que pueden regresar 10x o más. Si no estás construyendo algo que puede volverse gigante, no serás prioridad.
Antes de buscar inversión, sé brutalmente honest@:
👉 ¿Estoy buscando capital para sobrevivir o para acelerar algo que ya está funcionando?
👉 ¿Qué puedo esperar con ese dinero en 18 meses?
👉 ¿Vale la pena la dilución por ese crecimiento?
Si no tienes claridad en esas preguntas, probablemente no es el momento.
2. Fundraising es un proceso de ventas. Trátalo como tal.
No es carisma. No es suerte. Es ejecución.
Levantar capital funciona como cualquier proceso de ventas: necesitas leads, llamadas, seguimiento y cierre.
Eso significa:
Construir un pipeline de inversionistas que hagan fit con tu industria, etapa y visión.
Hacer research profundo de cada uno: ¿qué tickets invierten?, ¿en qué etapa entran?, ¿qué buscan?
Tener un sistema de seguimiento. Un CRM básico te puede salvar: ¿ya lo contactaste?, ¿ya le diste seguimiento?, ¿en qué etapa está?
Y lo más importante: entender que no cierras con el primer correo. Cierras con consistencia, seguimiento y momentum. Igual que vendiendo un producto.
3. La mentalidad con la que entras lo cambia todo.
Levantar capital no empieza con el deck. Empieza con tu cabeza.
Si entras al proceso con dudas, miedo o resignación, se nota. El inversionista no solo evalúa tu empresa, evalúa tu energía, tu visión y tu claridad.
Muchos founders no logran cerrar no porque no tengan buen producto, sino porque no transmiten una visión inevitable. El mejor pitch es el que viene con convicción. Con energía. Con propósito.
Tienes que estar dispuesto a escuchar 80 veces “no” antes de un “sí”. A replantear tu pitch. A recibir críticas. A levantarte al día siguiente y volver a empezar.
No necesitas ser elocuente. Necesitas estar alineado contigo. Tener claro por qué estás haciendo esto y a dónde vas a llegar.
4. El poder lo tienes tú, aunque no lo sientas.
Uno de los errores más comunes es poner al VC en un pedestal. Pensar que levantar depende de que “te elijan”. Pero tú también eliges. Estás abriendo tu empresa, tu visión, tu tiempo… a alguien que va a influir en ella.
Eso significa que puedes (y debes) poner condiciones:
Plazos de cierre claros (“estamos cerrando la ronda el 15 de agosto”).
Expectativas claras (“estamos buscando aliados que puedan aportar más allá del capital”).
Escasez real (“tenemos el 60% comprometido y solo quedan 2 lugares”).
Los VCs también responden al FOMO. También quieren entrar en las mejores oportunidades. Y si no perciben que estás liderando el proceso, no se van a subir.
Recuerda esto: tú no estás pidiendo dinero. Estás ofreciendo acceso a una oportunidad que va a hacer que su dinero se multiplique 10X.
5. Genera FOMO con intención, no con presión.
El miedo a quedarse fuera es un motor real en cualquier mercado. Y en venture capital, más.
Pero el FOMO no se construye con frases vacías, sino con señales claras:
Que estás avanzando (aunque sea con poco, pero consistente).
Que tienes interés de otros players.
Que tienes claridad sobre lo que estás construyendo y hacia dónde vas.
Empieza con pequeños updates: "Esta semana sumamos 200 usuarios nuevos", "cerramos nuestra primera alianza", "duplicamos nuestro MRR en 2 meses".
No necesitas millones. Necesitas mostrar progreso, visión y momentum.
Y lo más importante: agenda varias reuniones en paralelo. No una por semana. Varias cada día. Eso genera percepción de urgencia. Nadie quiere ser el último en decidir.
6. Domina tus números como si fueras tu propio CFO.
El founder que conoce sus números transmite confianza. El que los domina, transmite inevitabilidad.
No se trata solo de saber cuánto facturas o cuántos usuarios tienes. Se trata de entender cómo se conecta todo:
¿Cuál es tu CAC y cómo se comporta en distintos canales?
¿Cuál es tu LTV y qué tan robustos son tus supuestos?
¿Cuánto estás quemando al mes y cuánto te queda de runway?
¿Qué impacto tendrá esta ronda en tus principales métricas?
Incluso si estás en etapa temprana, debes tener proyecciones. Supuestos. Un modelo financiero aunque sea simple. El VC no espera precisión, pero sí claridad y lógica.
No puedes pedir dinero sin saber exactamente para qué lo necesitas y qué vas a lograr con él.
7. Disfruta el proceso: cada ronda te transforma como founder.
Esta es la regla más olvidada, pero quizás la más valiosa.
Levantar capital no solo es una transacción financiera. Es una etapa de transformación. Una ronda bien hecha te obliga a ordenar tu visión, mejorar tu narrativa, entender tu modelo, fortalecer tu convicción y rodearte mejor.
Te vuelves más claro. Más estratégico. Más resistente.
Cada “no” te entrena. Cada pitch te pule.
Y cada cierre —por pequeño que sea— te recuerda que sí puedes.
Así que sí, duele. Cansa. Frustra.
Pero también te hace mejor founder.
No lo vivas como un trámite. Vívelo como una evolución.
Porque si lo haces bien, el dinero será solo una consecuencia.
No levantes capital solo porque “es lo que sigue”. Levanta si tienes una visión clara, una estrategia sólida y la convicción de que ese dinero es el combustible para algo mucho más grande.
Fundraising no te valida como founder. Lo que te valida es tu capacidad de liderar con claridad, de sostener tu visión cuando nadie más la ve, y de construir con o sin capital.
Así que hazte las preguntas incómodas. Prepara tu juego. Y cuando decidas levantar, hazlo desde el poder, no desde la necesidad.
Porque al final, el capital más importante que puedes levantar es el que construyes dentro de ti mismo: determinación, visión, y la capacidad de ejecutar pase lo que pase.
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